La Organización Internacional del Trabajo (OIT), considera como trabajo infantil peligroso en la agricultura, aquel que se realiza en jornadas muy largas, condiciones climáticas extremas, lugares insalubres, utilizando sustancias, herramientas o equipos peligrosos sin contar con la capacitación ni protección para hacerlo y aquellas en que se carga herramientas o cajones muy pesados. También trabajos en terrenos irregulares y propicios para resbalones y caídas desde altura, así como posiciones físicas inadecuadas para la etapa de su desarrollo, exposición a ambientes dañinos, sea por su toxicidad (plaguicidas), condiciones extremas, ruidos demasiado fuertes y en ocasiones sujetos a acoso y abuso psicológico por parte de los adultos.
Los riesgos a los que se somete a las niñas, niños y adolescentes en los trabajos agrícolas son mayores que los que enfrentan los adultos, de tal manera que el periodo de desarrollo físico y psicológico en que están y su escasa experiencia, los hace más vulnerables.
Los peligros y factores de riesgo derivados del trabajo de adolescentes en la agricultura, entre otros son:
Riesgos químicos (agroquímicos y otras sustancias peligrosas).
Riesgos físicos (humedad, calor, radiaciones no ionizantes como los rayos ultravioletas )
Riesgos ergonómicos (posturas forzadas o incomodas, movimientos repetitivos, levantamiento de cargas).
Riesgos biológicos (gusanos, hormigas, avispas, serpientes, roedores, plantas, virus, bacterias).
Riesgos mecánicos (maquinaria y equipo agrícola, herramientas manuales).
Riesgos sanitarios (ausencia o malas condiciones de albergues, casas, agua potable, servicios sanitarios, comedores, baños, duchas).
Riesgos psicosociales (acoso laboral y sexual, explotación por el ritmo de trabajo, duración de la jornada, relaciones jerárquicas, comunicación, monotonía, falta de remuneración).
Riesgos de seguridad (condiciones de las instalaciones agrícolas, riesgos de superficies, trabajos en altura, espacios confinados).
Otros riesgos ( rayos, topografía, riesgos ocasionados por la contaminación del aire y las aguas).
El trabajo manual implica peligros y riesgos de lesiones al sistema musculo-esquelético y consecuencias negativas para la salud de los adolescentes como envejecimiento prematuro, accidentes, fracturas, picaduras, mordeduras y enfermedades (desnutrición, cólera, problemas intestinales y respiratorios).
Con base en lo anterior, se desprende que las actividades que integran el sector agrícola, forestal, aserraderos silvícolas, de caza y pesca, exponen al adolescente en edad permitida para trabajar, a condiciones que no garantizan su integridad física, por la existencia de riesgos laborales; aunado a que en muchas ocasiones estas labores se realizan por la familia completa, ligados a usos y costumbres, generando que algunas de las actividades de aprendizaje del oficio familiar se realicen sin la adecuada supervisión y terminen en una explotación laboral de menores de edad, por la necesidad económica de la familia.